lunes, diciembre 20

El abrazo de dos cuerpos

lunes, diciembre 20
Hola amigos... Hace mucho que no escribo. Como algunos de ustedes saben llegué a Argentina hace más de un año, desde entonces muchas cosas han pasado. Mano en pecho, aquí adentro me refiero.
Me ha costado muchísimo volver a escribir y mostrar los textos. Estoy menos segura de las cosas que debería escribir y que no. Hablar del cuerpo ahora me cuesta más. Creo que antes hablaba desde la ignorancia y por eso se me hacía más fácil y fluído. Ahora hablo desde el asombro. Desconozco, el cuerpo es siempre un misterio, y lo que puede surgir de él, una sorpresa. A veces el amor es una elección, a veces no.
Desde que inicié este blog tenía claro que deseaba hablar de lo erótico. Y creía que eso era el cuerpo, pero es tanto más. Tanto, tanto más que a veces siento que hablar de ello es una tontería y sólo deberíamos vivirlo.

Ahora lo vivo. Con toda su voracidad, con todo el miedo, con gran deseo. Esa persona está lejos y yo extraño. Y fuerzo una sonrisa en el rostro para enviarle toda la buena energía que puedo y desearle felicidad y que vuelva pronto. Tengo la seguridad que me ama, pero extraño que tome mi mano y me abrace o durmamos juntos. Vivimos en distintos países y no sé qué sucederá. Así, ahora, sólo puedo ofrecer mi corazón. Lo hago. Temblando de miedo, pero lo hago. Y cuando duela, daré más.

Gracias por seguir ahí. Por continuar visitando el blog, por motivarme a seguir escribiendo. Son mis cómplices en toda esta aventura y les quiero por eso. Les comparto el poema que acabo de escribir.




















Abrácense tu cuerpo y el mío
más allá del último de los recuerdos
hasta el llanto secreto escondido
hasta la intuición del dolor de entregarse
la piel agitada y cambiante se sabe
ofrenda de ánima y sangre

Viajen tu corazón y el mío
del horizonte a la mancha estrellada de la risa
fundidos desprendidos
que pasen hasta lo más bajo
que pasen a lo más alto
estallen y vibren
en mil constelaciones alumbrando

Fúndanse tu mano y la mía
en una red con la que cazar dolores
y sacrificarlos
y llorarlos al cielo aventados
como barro del soplo formado
figura de hombre y mujer amando

Mil besos

I.

La imagen la extraje de un blog cuya fuente no recuerdo.

martes, septiembre 14

Porque bate viene de vaticinio...

martes, septiembre 14
Que el amor no admite cuerdas reflexiones*


Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura
nos enciende el pensamiento
la locura.

No pidas paz a mis brazos
que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos
y son de incendio mis besos;
y sería vano intento
el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento
la locura.

Clara está la mente mía
de llamas de amor, señora,
como la tienda del día
o el palacio de la aurora.
Y al perfume de tu ungüento
te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento
la locura.

Mi gozo tu paladar
rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar:
Mel et lac sub lingua tua.
La delicia de tu aliento
en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento
la locura.


*Rubén Darío - Prosas profanas y otros poemas

domingo, agosto 1

Un poema de amantes

domingo, agosto 1
Hace poco me llegó esta sorpresa por facebook y me impresionó tanto que no puedo dejar de compartirla. Leyendo este poema de Girondo recuerdo cuánto me gusta escribir, cuánto de amor y deseo hay en esta labor. Fundir el alma con la tinta y la tinta con el papel: fijarla.
¿Recuerdan la última vez que fijaron su atención en un cuerpo desnudo hasta traspasarlo? Son tan pocos, tan pocos los momentos así que bien vale la pena intentar revivirlos. Espero a ustedes también los haga recordar, sino pensar, sino imaginar.




Besos a todos.


I.

jueves, enero 14

He vuelto para compartir una sonrisa

jueves, enero 14

¿Cómo están bellezas? (Palabra unisex, bellezas masculinas y femeninas)

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí. Navidad y año nuevo más que fechas tranquilas como otras veces han sido este año una vorágine de nuevas experiencias. !Viva el año nuevo en BA!

¿Qué puedo decir de mi ausencia? Que creo fue un período demasiado extenso, pero que bien valió la pena. No he escribo pero he vivido, he comido, he viajado (físicamente y a través de libros), he conocido gente y he disfrutado. Léase, estoy feliz.

¿Qué hay de ustedes? Espero que hayan tenido un espectacular inicio de año, y ahora -una quincena después- sus ánimos, buena energía y predisposición sigan arriba.
Algunos dicen que la dicha no produce buenas obras artísticas, pero -dicen también- que pasado cierto punto, la felicidad nos transforma hasta hacernos cantores de sus efectos. No llego aún a ese punto, pero ando cerca. Precisamente, buscando darnos energías para continuar en esta brega llamada vida, he decidido que mi primer post de ese año sea un fragmento cómico. Los dejo con un fragmento de las Memorias de un amante sarnoso, obra del genial Groucho Marx.
























La historia antinatural del amor

El homo cavus se aburría en la caverna. Aún no había aprendido a dialogar con su compañera y el amor -el amor humano- era algo que desconocía (el descubrimiento de los niños tuvo lugar al año siguiente). De manera que este hombre y su pareja refunfuñaban malhumorados a la espera que dejase de llover.
Esperaron un día, dos, tres días, una semana pero la furia de la tormenta continuaba y las provisiones se acabaron. El hombre estaba hambriento y su mujer, que no abría el pico, también. Seguramente el lenguaje estaba aún por inventar.

El bruto macho le echaba miradas encendidas a su compañera. Si la lluvia no cesaba pronto, se vería obligado a hincarle el diente... ella lo sabía. La mujer lanzó un gruñido, dándole a entender que prefería que él encontrase algo mejor para satisfacer su apetito, pero la lluvia seguía y seguía.

Había llegado la hora. Con un aullido salvaje, el primitivo hombre de las cavernas -Porgie Amok- se abalanzó sobre su pareja y empezó a morderle el hombro. Al hacerlo, su garra tocó la carne de ella produciendo en él una extraña y estimulante sensación. Le dio otro mordisco, esta vez con mayor ternura. Las manos se le extraviaron entre sus rizos y sintió un cosquilleo en el alma. Entonces, de manera instintiva, la rodeó con sus brazos de gorila y sintió palpitar su cuerpo. Ella reaccionó sobrecogida ante la nueva sensación. Sus pechos jadeaban y en el éxtasis del abrazo profirieron lo que para nosotros son aullidos guturales, para ellos -seres primitivos- los primeros y dulces sonidos del amor. Podría seguir el relato a lo largo de páginas y más páginas, impaciente lector, pero yo también soy de carne y hueso y debo concentrarme en mi trabajo.

Por fin amainó la tormenta y aquel bruto empezó a sentirse triste. No tenía ganas de salir. Mientras sus vecinos recorrían los campos en busca de comida, él permaneció a la entrada de su caverna, escrutando esperanzadamente el cielo en busca del menor indicio de lluvia. Deseaba contar a sus amigos la manera en que la tempestad había introducido el amor en su vida pero, como ya dije antes, no existía un lenguaje común. Ningún lenguaje, únicamente gruñidos que significaban: "¿Cómo estás?", "Yo estoy bien, ¿y tú?", "Voy tirando", "¿Sabes?, te sientan muy bien esos pelos rizados que llevas en el pecho", "Te agradezco el cumplido. Mi esposa dice que parezco un brontosaurio".

De manera que Porgie siguió esperando la lluvia ansioso y en silencio. El amor estaba al caer. Una tarde, las nubes distantes le indicaron que iba a llover en el valle, a unos 30 kilómetros de allí, y salió corriendo en aquella dirección, tan rápido como se lo permitían sus piernas rechonchas. Su mujer pensó que iba de caza, y en cierto modo, tenía razón.

Tras correr hasta el crepúsculo, Porgie llegó al valle, donde, por supuesto, llovía. Su corazón latía con fuerza cuando entró en una caverna y vio dentro a una mujer sola...

El descubrimiento del amor se propagó cual pólvora y Porgie se hizo famoso como: el-gran-amante-que-esperaba-la-lluvia. Tuvo que esperar a que se inventara el lenguaje para poder conitar sus hazañas amorosas a los amigotes de la bolera. Si hubieran existido palabras habría compuesto un corto poema autobiográfico:

Porgie el caliente,
budín y pastel,
besa a las chicas
y lloran por él.


Pero no existían las palabras. !Y tampoco llovía!

Una vez, cuando el cielo estaba encapotado y parecía estar a punto de llover, Porgie hizo el amor. Y el amor convirtió a Porgie en profeta. No llovía, y nuestro homo cavus descubrió que el cielo no dependía de la inclemencia del tiempo. A partir de entonces y hasta hoy, la época del celo empieza el 1 de enero y termina el 31 de diciembre.


Y hasta aquí llegó, espero les haya gustado.

Sean felices.
Miles de besos


I.

La imagen fue realizada por Fraga.
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