lunes, junio 13

Al cielo gris, Cernuda...

lunes, junio 13


Buen día linduras!

Hoy Lima amaneció con una nubosa capa gris. Ayer a la noche, cuando aún no sabía cómo iba a abrirse el cielo hoy, estaba leyendo una compilación de poemas de Luis Cernuda, el intenso poeta español. Entonces el cielo era rojo-naranja-violeta, y las estrellas, puntos blancos iridiscentes, bailando sobre él.

Si los escritores pueden infundirnos su hálito de vida tan sólo con palabras, que misteriosa energía puede apoderarse de nosotros cuando alguien nos entibia el oído con palabras y aliento cálido. ¿Potente, no?

Extraño a quien me susurraba las palabras al oído, y me encantaría poder susurrárselas a ustedes, pero ante el reto de la distancia las letras alimentan la imaginación y crean realidades susceptibles de ser vividas. A pesar de uno o mil cielos grises.

Que tengan una hermosa semana. Para la próxima semana prometo texto.

Cariños

I.

PS: Con ustedes, Cernuda...


NO DECÍA PALABRAS

No decía palabras,
Acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
Porque ignoraba que el deseo es una pregunta
Cuya respuesta no existe,
Una hoja cuya rama no existe,
Un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
Remonta por las venas
Hasta abrirse en mi piel,
Surtidores de sueño
Hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
Una mirada fugaz entre las sombras,
Bastan para que el cuerpo se abra en dos,
Ávido de recibir en sí mismo
Otro cuerpo que sueñe;
Mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
Iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.

Aunque sólo sea una esperanza,
Porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.

Los placeres prohibidos (1931)


NO ES NADA, ES UN SUSPIRO

No es nada, es un suspiro,
Pero nunca sació nadie esa nada
Ni nadie supo nunca de qué alta roca nace.

Ni puedes tú saberlo, tú que eres
Nuestro afán, nuestro amor,
Nuestra angustia de hombres;
Palabra que creamos
En horas de dolor solitario.

Un suspiro no es nada,
Como tampoco es nada
El viento entre los chopos,
La bruma sobre el mar
O ese impulso que guía
Un cuerpo hacia otro cuerpo.

Nada mi fe, mi llama,
Ni este vivir oscuro que la lleva;
Su latido o su ardor
No son sino un suspiro,
Aire triste o risueño
Con el viento que escapa.

Sombra, si tú lo sabes, dime;
Deja el hondo fluir
Libre sobre su margen invisible,
Acuérdate del hombre que suspira
Antes de que la luz vele su muerte,
Vuelto él también latir de aire,
Suspiro entre tus manos poderosas.

Invocaciones (1934 – 1935)

6 comentarios:

torrevientos dijo...

Nunca me cansaré de leerlo. Realmente sus poemas son tan gráficos...

ludobit dijo...

de un solo tiro mate dos pajaros, mejor dicho en este caso, conoci dos autores en un solo post: a ti, ines, y a cernuda. muy bueno tu blog. saludos

Daniel Aragonés dijo...

Me encanta... o como dicen en mi pueblo - me enbaila -... Un beso.

Ines dijo...

Hola chicos... Muchas gracias por sus comentarios. Son alimento para seguir escribiendo... bueno, los resultados de escribir-escribir espero tenerlos listos para el lunes.(devaneos de escritora en ciernes, imagino)
Les envío un besote inmenso y el mayor de los cariños.

I.

Pampa dijo...

Excelencia en el erotismo de tus textos!
Belleza infinita de algo que es más que un arte!
Felicitaciones!!!!!!

Ines dijo...

Hola Pampa!

Muchas gracias por tu visita y tu comentario. Espero que tu paso por acá sea frecuente y siempre delicioso!
Un bico

I.

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